Maragatería es una comarca leonesa, situada al oeste de Astorga, llegando hasta las estribaciones del Teleno. Conocida por su gastronomía, esconde una rica historia en la que hay tantas incógnitas como realidades. No está claro, por ejemplo, cuál es el origen de los maragatos, pero sí nos han llegado abundantes descripciones de sus costumbres, del singular traje maragato y de su arquitectura.
Dónde está la comarca de la Maragatería
Se conoce con el nombre de Maragatería o País de los Maragatos el territorio comprendido entre Astorga y el Teleno (de este a oeste) y entre el pueblo de Combarros y Santiago Millas (de norte a sur), con una extensión aproximada de 700 kilómetros cuadrados.
La comarca de Maragatería cuenta con unos cuarenta pueblos, correspondientes a los ayuntamientos de Astorga, Brazuelo, Lucillo, Luyego, Santa Colomba de Somoza, Santiago Millas y Val de San Lorenzo. Santa Colomba de Somoza es la capital de la Alta Maragatería y Santiago Millas es la capital de la Baja Maragatería; no obstante, Astorga está considerada la capital económica y comercial de la comarca.
La patrona de la Maragatería es la Virgen de los Remedios; la romería que se celebra en su santuario de Luyego de Somoza el segundo domingo de octubre es una fiesta maragata que reúne a gentes de toda la comarca.
La geografía es accidentada y de difícil aprovechamiento agrícola, por lo que los maragatos, abandonando las labores del campo al cuidado de sus mujeres, se dedicaron en buena medida a la arriería, llegando a controlar el comercio del noroeste de España gracias a su proverbial honradez y laboriosidad.
Qué ver en Maragatería
Son muchos los motivos para visitar Maragatería. Algunos la eligen por sus restaurantes, en los que el cocido maragato es siempre protagonista; hay quienes se acercan para pasear por algunos de los pueblos más bonitos de España, como Castrillo de los Polvazares; otros buscan conocer de primera mano una comarca con una cultura y una historia muy profundas. Maragatería reúne todo eso y más.
La arquitectura tradicional maragata resulta de la utilización de la piedra de la zona para dar respuesta a las necesidades del arriero maragato. Así, la casa maragata se organiza en torno a un gran patio al que se accede a través de un portón en el que hay espacion suficiente para las recuas y los carros. La cocina está orientada al norte con la finalidad de que el frío ayude a conservar mejor los alimentos. En la planta superior de la vivienda son muy características las galerías orientadas al sur. Los materiales empleados, fundamentalmente piedra y madera, se obtenían en la propia comarca.
Castrillo de los Polvazares es un pueblo maragato que parece congelado en el tiempo: conserva no solo numerosas casas típicamente maragatas, sino también las calles cuidadosamente empedradas para facilitar el trasiego de los carros. Otros pueblos en los que se puede disfrutar de la arquitectura de estas tierras son Rabanal del Camino, Santiago Millas y Santa Colomba de Somoza.
El Camino de Santiago atraviesa la parte norte de Maragatería; muy cerca de Foncebadón se encuentra uno de los hitos del Camino, la Cruz de Ferro, en la que es tradicional dejar una piedra que cada peregrino carga desde su lugar de origen. Aunque sea la zona más transitada, cualquier punto de Maragatería cuenta con carreteras y caminos en los que es habitual ver a senderistas y ciclistas disfrutando de la tranquilidad y la belleza de una comarca singular. Otro de los atractivos que atrae cada año a numerosos visitantes son los petroglifos del Teleno, que se cuentan entre los más antiguos de la Península Ibérica.
Val de San Lorenzo es uno de los pueblos más visitados de la comarca; el motivo son sus famosas mantas de lana, un producto artesano reconocido por su calidad y que nunca pasa de moda.
La cocina maragata fue una de las primeras en incorporar productos llegados de otros rincones de España, lo que le otorga una variedad y una riqueza poco comunes. Los arrieros maragatos, en sus expediciones comerciales entre Galicia y Madrid, tenían acceso a salazones de pescado y otros productos que era difícil encontrar en muchas zonas del interior. Es por ello que uno de los platos tradicionales maragatos es el bacalao al ajoarriero. En cualquier caso son los productos de la comarca, garbanzos Pico Pardal y hasta 11 carnes, los protagonistas del cocido maragato, el plato más representativo de la gastronomía maragata. Gozan de merecido reconocimiento otras carnes de la comarca como el entrecuesto, los embutidos o el Lechazo Montañas del Teleno, avalado por una Marca de Garantía.
Historia de Maragatería
Es poco lo que se sabe de cierto sobre Maragatería. Los petroglifos hallados a los pies del Teleno confirman que esas tierras estaban pobladas hace más de 5 000 años. De la época de la conquista romana tampoco hay apenas testimonios, aunque hay quien quiere ver en las costumbres y el traje maragato reminiscencias de los astures. Sí sabemos con certeza que la singularidad de los maragatos llamó la atención a escritores españoles y extranjeros durante varios siglos. Todos ellos destacan la sobriedad de su carácter, una estricta endogamia y la intachable reputación de sus arrieros. Son también numerosos los testimonios sobre su traje, que pudo dar origen al traje de los gauchos argentinos a resultas de la emigración.
Así, los maragatos son al mismo tiempo un pueblo humilde encerrado en su comarca y una estirpe de arrieros que recorrió todo el noroeste comerciando con los productos y bienes más exclusivos. Viviendo en una comarca pobre no son pocos los que acumularon grandes fortunas. Amantes de su tierra natal, nunca la olvidaron cuando la llegada del ferrocarril puso fin a la arriería y se establecieron en otras latitudes.
En 1914 se publicó una novela ambientada en Maragatería, La esfinge maragata, obra de Concha Espina. La escritora estableció su residencia en Astorga durante varios meses, lo que le permitió visitar distintas poblaciones maragatas para representar fielmente el ambiente de una comarca que conservaba los rasgos etnográficos que habían llamado la atención de tantos estudiosos.
Los arrieros maragatos
En aquellos tiempos en que las vías de comunicación se reducían a caminos de herradura y los trasportes se hacían a lomo, los maragatos con sus recuas se encargaban del tráfico comercial entre la Corte, León, Castilla y Galicia. Los arrieros maragatos se ganaron la fama de ser los más honrados, por lo que con su palabra como única garantía se les confiaban abultadas sumas y toda clase de bienes y encargos.
Richard Ford, en su libro «Manual para viajeros por España y lectores en casa» (Londres, 1844) define así al maragato: «hombre inteligente, activo y sufrido. Resiste el hambre y la sed, el calor y el frío, la humedad y el polvo; trabaja tanto como su ganado y nunca roba ni le roban; es puntual y honrado; de nervios de acero; típico en el traje; formal; serio; positivo; muy comerciante y son proverbiales su honradez y laboriosidad«.
Dedicados casi exclusivamente a la arriería, vieron mermar su negocio cuando con la construcción de los caminos Reales aparecieron las diligencias, las galeras y los carromatos; sustituyeron entonces la recua por el carromato, que desaparecería con la llegada del ferrocarril.
Con el fin de la arriería muchos maragatos aprovecharon sus contactos a lo largo de las rutas que tan bien conocían para dedicarse al comercio de paños, vino y otros productos, trasportándolos por ferrocarril. Fueron numerosos los maragatos que se establecieron en Galicia; muchos otros abrieron sus negocios al otro extremo de su ruta más frecuente, en Madrid, dedicándose especialmente al comercio de carne, pescado y ultramarinos. Es muy rara la población de alguna importancia entre Galicia y Madrid en la que no se estableciera algún maragato.