Val de San Lorenzo es un pueblo maragato situado a menos de 10 kilómetros de Astorga, en la provincia de León. Se trata de uno de los pueblos más dinámicos de la comarca; amén de casas rurales y restaurantes donde disfrutar de la gastronomía maragata, en Val de San Lorenzo tienen su taller varios artesanos textiles. El pueblo cuenta también con una agrupación de danzas tradicionales.
Qué ver en Val de San Lorenzo
Una pareja maragata de Val de San Lorenzo estuvo presente en la boda de Alfonso XII y María de las Mercedes en Madrid, en 1877. Numerosos testimonios dan cuenta, ya desde el siglo XIX, del profundo arraigo del folclore maragato en esta localidad, que ha llegado hasta nuestros días. El traje, los bailes y otras tradiciones maragatas como el popular juego de bolos maragatos son exaltadas cada año en la Feria de Artesanía que se celebra a principios de agosto y en las Fiestas de la Carballeda, que tienen lugar a principios de septiembre.
La iglesia parroquial, del siglo XVIII, cuenta con algunas piezas de interés, aunque sólo puede visitarse durante los actos de culto. La ermita de San Antonio de Padua (en la imagen) es notable por la torre del reloj, construida con hierro por el relojero maragato Antonio Canseco.
Val de San Lorenzo, conocido por la excelente calidad de las mantas que se elaboraban en talleres artesanos desde el siglo XIX, recibe cada años a centenares de visitantes en el Centro de Interpretación Textil La Comunal y en el Batán Museo, que abren al público desde el martes por la tarde hasta el domingo en jornada partida. Es recomendable concertar la visita con antelación, especialmente para los grupos. La Comunal muestra el proceso tradicional de fabricación de mantas y otros productos textiles; además conserva en funcionamiento algunos de los telares más antiguos que se pueden ver en Europa.
Mantas de Val de San Lorenzo
Las mantas de Val de San Lorenzo gozaron de reconocimiento nacional e internacional en la segunda mitad del siglo XIX y durante buena parte del siglo XX. Su fama, ahora como producto artesano de calidad, perdura hasta nuestros días. La fabricación de mantas en Val de San Lorenzo surge en la década de 1850, cuando los artesanos que elaboraban paños vieron desplomarse sus ventas por los efectos de la industrialización.
En 1858 uno de los artesanos valuros, José Cordero Geijo, acompañado de su hijo, se traslada a Palencia, donde existía una boyante industria textil especializada en la fabricación de mantas. Padre e hijo trabajan durante tres meses en uno de los mejores talleres de Palencia, que en aquel entonces era decir uno de los mejores de Europa. En uno de los primeros casos de espionaje industrial documentados, ambos regresan a Val de San Lorenzo para abrir la primera fábrica de mantas del pueblo con la ayuda de carpinteros locales.
Aunque en Val de San Lorenzo nunca hubo una industria capaz de competir con la catalana o la inglesa, la imaginación y el buen hacer suplieron con creces la falta de medios. Los cobertores y las mantas de Val de San Lorenzo obtuvieron numerosos reconocimientos, y son buscados aún hoy. El patrimonio industrial que se conserva en el pueblo es uno de los más significativos del noroeste, y atrae cada año a visitantes de toda España y de otros países.