El Relicario de la Vera Cruz, llamado en ocasiones Lignum Crucis, es una pieza de orfebrería absolutamente excepcional del siglo XII. Estamos ante una verdadera joya por su valor intrínseco, pero también por la exquista técnica de su arte y por su valor arqueológico. Puede verse en el Museo de la Catedral de Astorga.
Estamos ante una cruz de dos brazos ensamblada con la base por medio de lo que parece ser un pequeño esenciero árabe invertido. La cruz es de gruesa chapa de oro de ley. El anverso está adornado por un cordoncillo en toda su periferia; el interior se ornamenta con labores finísimas hechas con filigrana. El conjunto está enriquecido con perlas y piedras preciosas: tres enormes zafiros y otros varios pequeños, balajes (rubíes morados), esmeraldas y turquesas. En el centro de la pieza, incrustadas dentro de un lecho de oro, aparecen las astillas de la Cruz del Señor, formando también doble cruz.


Se trata de una obra sin parangón entre las que los orfebres del arte románico de mediados del siglo XII hicieron en España. Algunos autores han apuntado la posibilidad de que proceda de Francia por sus similitudes con el cáliz de Reims, una de las piezas que integran el Tesoro del Reino de Francia.
El reverso está compuesto por una placa grabada con decoración incisa en la que aparecen, a los extremos de la cruz, los animales que representan a los evangelistas (tetramorfos); la Virgen, en actitud dolorosa, y San Juan; en la parte central, Jesús crucificado; sobre la cruz aparece el Cordero Pascual con cruz y bandera. Este delicado trabajo estaría realizado en algún momento del siglo XIII.
Desde el punto de vista artístico la peana resulta tan interesante como la cruz. Es de planta hexagonal; sobre una base cincelada delicadísimamente se alzan tres leones que miran hacia la cruz; entre ellos se intercalan otros tantos tallos rematados con motivos vegetales que se abren para recibir el esenciero árabe invertido, sobre el que se sostiene la cruz. Las piezas de la base son de plata sobredorada, fundida y cincelada; está adornada con pequeñas amatistas y los leones tienen sus ojos de rubíes. Estamos ante una obra románica del siglo XII.


Manuel Gómez-Moreno, autor del Catálogo Monumental de España: Provincia de León, se refiere al Relicario de la Vera Cruz como una «alhaja sin rival«. En las páginas que le dedica apunta que su origen podría estar relacionado con los Templarios.
Un detalle que habla de la importancia singular de esta pieza es que cuando se nombra un nuevo obispo de Astorga, a su llegada a la Diócesis, se le da a besar el Relicario de la Vera Cruz.