Un poco de historia…

Astorga era una ciudad turística mucho antes de que se inventara el turismo… Cruce de caminos desde la época romana, por ella pasaron esclavos, legionarios y funcionarios llegados de todos los rinconces del Imperio. En la Edad Media se convirtió en una de las ciudades más importantes del Camino de Santiago. En Astorga se cruzan el Camino Francés y la Vía de la Plata.
En el siglo XIX la ciudad había alcanzado un cierto esplendor, pero la Guerra de la Independencia diezmó su población y dejó importantes secuelas en su muralla y en su estructura urbana (se perdió, por ejemplo, el Castillo de los Marqueses de Osorio). Tardaría décadas en recuperar una cierta prosperidad, gracias esta vez a la industria chocolatera, que dejó en la ciudad dos legados: el goloso, que puede verse todavía hoy en la fabricación de chocolates artesanos y muchos otros dulces, y el literario, pues los miembros de la Escuela de Astorga eran descendientes de industriales chocolateros.
Turismo en Astorga
En la actualidad Astorga es una pequeña ciudad monumental que sigue estando bien comunicada, que sigue recibiendo a los peregrinos con los brazos abiertos y que se siente orgullosa del legado monumental de sus más de 20 siglos de Historia: la muralla y otros restos romanos, la Catedral de Santa María, el Palacio de Gaudí, el Ayuntamiento, la Iglesia de San Andrés… Además, la ciudad cuenta con cuatro museos que permiten profundizar el algunos aspectos históricos ya apuntados: el Museo Romano, el Museo de los Caminos, el Museo Catedralicio y el Museo del Chocolate.
Aunque podríamos pensar que es preferible descubrir Astorga en verano, lo cierto es que su gastronomía se disfruta mejor con cielos nublados y ese viento seco y frío que baja del Teleno, el mismo que cura la cecina y otros embutidos, el que deja de sentirse después de comer un buen cocido maragato… Y es que cualquier época del año es buena para visitar Astorga.